¿La vuelta a la normalidad ha sido demasiado dura… una vez más? ¡No importa! Basta con mirar hacia adelante. De momento, en el calendario. Y es que Mallorca y Menorca nos brindan numerosas posibilidades de ocio y cultura durante todo el año. Proponemos planes sustanciosos para pasar los puentes de otoño en las Islas Baleares. Así de apetitosas pueden ser Menorca en octubre y Mallorca en noviembre.
Menorca en el puente del Pilar
Tres días en Menorca dan para mucho. Y las ventajas otoñales son importantes: menos gente, mejores precios y suaves temperaturas. Perfecto para pasear sin prisas; para recorrer una parte de los 185 kilómetros del camino costero por excelencia de la isla, el Camí del Cavalls; o visitar los numerosos yacimientos de la cultura talayótica; quizá para recorrer el pulmón menorquín, el Parque Natural de S’albufera des Grau.
Antes o después del paseo, se impone comer alguna de las delicias otoñales de la isla: las esclata-sangs (o rovellones) típicamente menorquinas; el arroz o el lomo de cerdo «amb cames seques» (más setas, en este caso rebozuelos); y, por supuesto, clásicos como el queso de Mahón, la sobrasada, la caldereta o los carquinyols. Dos restaurantes para comer gran producto local con vistas inigualables son Faro d’Artrutx, situado junto al faro de mismo nombre y con espectaculares atardeceres, y Binimel.lá, en la playa virgen de igual nombre, junto a Cala Pregonda y Cala Marts, destacando por su caldereta de langosta.
Si apostamos por los planes culturales para pasar los puentes de otoño en las Islas Baleares, es de visita obligada el Teatro Principal de Mahón, el teatro de ópera más antiguo de España, con programación de música y teatro durante todo el año. O el Casino 17 de Gener, en Ciudadela. La isla ofrece también museos como el de Sa Nostra, el Claustre del Carme, el Centre de Gravat Internacional Xalubina o el Espacio Creativo Creae.
Mallorca en el puente de todos los santos
La primera diferencia sustancial con respecto al verano mallorquín es la concentración de turistas. Noviembre nos permite disfrutar de una isla mucho más relajada, que no aburrida, ya que está llena de actividades.
Podemos empezar con los numerosos mercados y mercadillos que brotan como setas a lo largo y ancho de la isla, especialmente los fines de semana. A destacar los de Inca (alimentación, ropa y calzado), Palmanyola en Bunyola (comida, ropa y flores), Campos (fruta y verdura) y, sobre todo, el de Consell, con más de 300 puestos llenos de artículos de segunda mano, artesanía mallorquina y antigüedades.
También es momento de comer lo que da más pereza en verano. ¿Qué tal una coca o bizcocho de cuarto (coca de cuart) acompañada de un buen chocolate en un café del siglo XVIII? No lo duden: Ca’n Joan de S’aigo, en Palma. O tal vez una coca de patata en Ca’n Molinas, de Valldemosa. Si uno prefiere ganarse el almuerzo a pulso, proponemos una visita a las ruinas del Castell d’Alaró (muy cerca de dos localidades que merece la pena visitar: Alaró y Orient) rematada con un espectacular cordero asado en el restaurante Es Verger.
Otro planazo para estos puentes de otoño en las Islas Baleares -perfecto para toda la familia- es asistir al Planetario de Mallorca a contemplar las espectaculares noches de estrellas otoñales e invernales de la isla. Se encuentra en la localidad de Costitx y abre los viernes y sábados a partir de las 7 de la tarde. De las estrellas… a las profundidades marinas: visita obligada al Palma Aquarium, con un tanque de tiburones que es el más profundo de Europa: el «Big Blue».
También es una época excepcional para disfrutar del arte. Por ejemplo, al aire libre. Todos los años, durante siete meses, el paseo marítimo de Cala Rajada se convierte en un museo al aire libre de esculturas de gran formato. En 2018 es el turno de Vicente Barón y su «Passeig del Transeünt». Aunque sin duda, el gran acontecimiento artístico de 2018 en Mallorca es la llegada a la isla de la exposición «Miró, esperit salvatge» en la Fundación Miró de Palma tras su paso por Seúl, Bolonia y Turín. También en Palma, en el Museo Krekovic, y hasta el 15 de diciembre, se expone el legado del fotógrafo del boom turístico mallorquín y pionero de la fotografía aérea Josep Planas i Montanyà.
Arte, naturaleza, cultura, aire libre y gastronomía, exprimiendo al máximo los puentes de otoño en las Islas Baleares. Otra forma diferente y más relajada de descubrir los múltiples encantos de Mallorca y Menorca.