Son reductos de paz y silencio. Nos transmiten tranquilidad y nos trasladan a épocas remotas de claro sabor medieval, dotando de una personalidad exquisita y única al centro de la capital mallorquina. Los patios de Palma de Mallorca destacan por su sobriedad, su elegancia y una belleza plástica difícil de igualar. ¿Quieres saber algo más sobre estas joyas arquitectónicas?
Ya hablaba Azorín, corriendo el año 1906, de »patios vastos en los que no se oye nada, ni se ve a nadie; y en los que un farolón viejo de vidrios blancos pende del techo. Se respira en esta Palma venerable un sosiego, una calma sedante, una paz que en un punto apacigua nuestros enardecidos nervios de cortesanos». Palabras que nos invitan a pasear sin prisa por las empedradas y laberínticas calles de Palma para ir descubriéndolos poco a poco, y que nos incitan a incluir esta ruta entre las actividades que hacer en Palma durante un día.
Un breve viaje en el tiempo
La historia de los patios de Palma de Mallorca se remonta al siglo XIII, con la llegada del gótico, teniendo su época de máximo esplendor entre los siglos XVI y XVIII. Estos patios eran símbolo del estatus social y de la posición económica de sus moradores, siendo prácticamente obligatorio contar con un palacete con patio si se quería presumir de bienestar financiero, al ser ésta la primera -y a veces única- estancia que veían los visitantes.
Aunque hay quienes ven su origen en la casa romana, la influencia de la casa medieval catalana llegada con la conquista de Mallorca en 1229 es evidente. A principios del siglo XIX se contabilizaban más de 500 patios privados en el centro de la ciudad, pero con el paso del tiempo muchas de estas casas palaciegas pasaron a ser propiedad de entidades públicas; otros se han reconvertido en museo y no pocos son viviendas independientes donde viven los palmesanos.
Principales características de los patios de Palma de Mallorca
El patio servía de antesala de la casa señorial, y en ellos tenían lugar acuerdos comerciales entre el señor de la casa y comerciantes de la zona. Sus suelos están empedrados y tienen una pequeña inclinación para recoger el agua de lluvia, y pocos son los que aún conservan el pozo dentro su espacio. No tienen desperdicio las columnas y capiteles sobre los que se asientan las galerías y estancias superiores, así como la decoración de las puertas y ventanas, y los blasones y escudos de armas de la familia propietaria que, curiosamente, no se situaban en la puerta de acceso sino dentro de los patios.
Pero si algo llama la atención al visitante es la escalera principal, uno de los elementos que más porte y distinción le otorga a estas casas-palacio. La iluminación es natural, y crea sutiles juegos de claroscuros en su interior, y a partir del siglo XIX los patios de Palma de Mallorca se empezaron a adornar con macetas de hojas verdes y flores, aumentando aún si cabe la belleza de estos históricos recibidores.
Ruta por los mejores patios de la ciudad
Estos son algunos de los patios más relevantes que encontrarás entre las retorcidas callejuelas del centro de Palma.
Casal Solleric (Pº del Born, 27): Palacio del siglo XVIII de estilo rococó en transición hacia el neoclasicismo, adquirido por el Ayuntamiento en 1975 como centro de exposiciones.
Can Bordils (C/ de l’Almudaina, 9): Es una de las casas señoriales más antiguas que se conservan en Palma ya que fue edificada en el siglo XIII sobre basamentos de época musulmana, aunque ha tenido varias reformas. Actualmente acoge el Archivo Municipal.
Can Oms (C/ Almudaina, 7): Es un patio dividido en 3 espacios por columnas de capiteles jónicos cuyo escudo de armas se puede ver en el balcón de la escalera.
Can Vivot (C/ Savella, 4): Quizá uno de los más bonitos de nuestra ruta. Destacar que en esta casa se tramó la conspiración en favor de los Borbones durante la Guerra de Secesión.
Can Amorós (C/ d’en Morey, 1): Lo más característico de este patio son las columnas de mármol rojo de estilo barroco que contrasta con la sobriedad de su patio.
Can Forteza de Sitjar (C/ Concepció, 24): Aunque no es de los más bonitos, en él encontraremos 3 elementos que lo hacen único: el balcón de festejar, un abrevadero para caballos y un «esfangador», una pieza de hierro anclada al suelo que servía para quitarse en barro de las botes.
Can Ordines D’Almandrá (C/ d’en Morey, 8): Destacan los escudos matrimoniales de las familias Vivot y Santjoan, una puerta tardo-gótica y una lápida funeraria romana que se encontró en las obras de restauración que tuvieron lugar en el siglo XX.
Can Juny (C/ de Can Savellá, 13): Patio del siglo XVI con antecedentes medievales y con huéspedes ilustres como el emperador Carlos V, según narra la tradición.
Can Dusai (C/ de Can Dusai, 3): Fechada en el siglo XVI, el gran arco rebajado que reposa en pilastras es un claro ejemplo de la arquitectura de los patios de Palma de Mallorca.
Ca’n Catlar del Llorer (C/ de Can Savella, 15): De entre los patios conservados es de los más antiguos de Palma. De estilo gótico, destacan sus arcos, sus pilares octogonales y su entrada.
Can Salas (C/ de la Puresa, 2): Presume de tener una de las entradas más antiguas a un patio que se conservan en la ciudad. En él destaca el trabajo de los capiteles y los escudos del siglo XIII flanqueados por un repertorio ornamental heredado del bestiario medieval.
La historia, el arte y el tiempo han dejado huella en todos estos patios de Palma de Mallorca y en tantos otros (Can Alemany, Can Marcel, Can Tacón, Can Berga, Can Canet, Can de la Torre, Can Formiguera, Can Ferragut, Can Alomar, Can Comasema), escribiendo a través de sus muros las memorias de un pasado que ha llegado hasta nuestros días para quedarse y seguir fascinando a todo aquel que los contempla.