Los amantes del invencible trinomio mar-arena-sol no pueden dejar de visitar la que es, seguramente, la playa más bonita de Mallorca: Es Trenc. Como mínimo, es una de las más famosas; y posiblemente, la más icónica: sus aguas de color turquesa, su brillante arena blanca y su ambiente la han convertido en una de las 10 playas más «instagrameadas» de España. Conozcámosla a fondo.
La alargada playa de Es Trenc (quebrada, en castellano) se extiende a lo largo de 2 kilómetros y medio (con tan solo 20 metros de ancho de media) entre Sa Rápita y la Colonia de San Jorge, en el sudeste de la isla, sobre los términos municipales de Campos y Las Salinas. Muy concurrida y de fácil acceso, posee sendos parkings de pago: en Ses Arenes y Ses Covetes. Y hasta este segundo punto se puede acceder en autobús desde Palma y El Arenal.
Su maravilloso aspecto la convierte en lo más parecido a un pedazo del Caribe en mitad del Mediterráneo. En temporada alta la playa se llena de bañistas, locales y foráneos, así que es recomendable llegar temprano para evitar la hora punta y poder pasear sobre su blanquísima y fina arena; o bañarse en sus aguas transparentes mientras se contempla de fondo el archipiélago de Cabrera. O bien disfrutar de uno de los atardeceres más hermosos de la isla.
Es Trenc es también una de las playas preferidas por los nudistas y naturistas, aunque no hay zonas específicas, ni mucho menos acotadas. No olvidemos que es una playa virgen: no existen sombras, zonas para sentarse ni paseo de madera alguno. Sí se puede acceder a la playa con silla de ruedas a través de una rampa, y también existen puestos salvavidas en las zonas más concurridas.
Pero Es Trenc no es únicamente la playa más bonita de Mallorca. El entorno es espectacular. Para empezar, sobre su misma arena encontramos una serie de nidos de ametralladora construidos en la Segunda Guerra Mundial. Jamás se usaron, por suerte, y el colectivo madrileño Boa Mistura los convirtió en obras de arte hace unos años al pintarlos de blanco y decorarlos con versos del poeta local Miquel Costa i Llobera.
El enclave natural de Es Trenc es de una riqueza considerable y se lleva protegiendo desde hace unos cuantos años. Se la ha reconocido como Área Natural de Especial Interés (entre otras denominaciones) y resulta especialmente propicia durante el otoño para observar el paso de aves migratorias -destacando los majestuosos flamencos- en los muy cercanos humedales de Salobrar de Campos. En el año 2017 consiguió la declaración de Parque Natural Marítimo Terrestre. Entre otras cosas, eso quiere decir que no pueden existir edificios en sus inmediaciones. De hecho, incluso se han llegado a demoler los chiringuitos de obra que se encontraban sobre la arena, sustituyéndose en 2018 por kioscos desmontables.
También en las inmediaciones (a poco menos de un kilómetro de la playa) encontramos las Salinas de Es Trenc, que cuentan con más de diez siglos de historia. Se pueden reservar visitas guiadas a través de Internet, y se puede adquirir su cotizada flor de sal -un must entre los gourmets de última generación- en la boutique que se encuentra en sus instalaciones.
Ya que hablamos de gastronomía, en las propias instalaciones de la Flor de Sal d’Es Trenc encontramos también una más que decente cafetería donde tomar un refrigerio, un bocadillo o un dulce. Ojo, porque se trata de una de las dos únicas opciones para comer en la playa; la otra es el restaurante Es Trenc, de precio elevado y en el que destacan los arroces y los pescados. En la cercana playa de Ses Covetes existen también diversos establecimientos donde comer con garantías.
Por último, podemos recomendar la visita a las poblaciones más cercanas. Por un lado, la turística y localidad de Colonia de Sant Jordi: compras, gastronomía, deportes acuáticos, información turística, paseo marítimo. Por otro, Ses Salines, un tranquilo pueblecito situado al borde del Parque Natural. Finalmente, en uno de los extremos de la playa, se sitúa la localidad de Sa Rápita, desde donde se pueden contratar recorridos en barco.
Es Trenc, la playa más bonita de Mallorca, bien merece una visita. Si queremos evitar el exceso de bañistas y amantes del sol de los meses de más ajetreo podemos acudir fuera de temporada. Disfrutaremos, en cualquiera de los casos, de los múltiples encantos de este paradisíaco lugar mallorquín.