Nos disponemos a conocer la otra Mallorca; la que queda fuera del circuito turístico habitual. Lugares que, en muchas ocasiones, solo conocen los mallorquines. Tesoros naturales o vestigios del pasado. Proponemos un puñado de rutas alternativas para conocer el corazón de la isla y saber que hacer en Mallorca sin pisar una playa. ¿Te vienes?
Albufera de Mallorca
La Albufera de Mallorca es una zona emblemática de la isla. Con sus más de 1700 hectáreas de extensión, se trata de una antigua laguna separada del mar por una sucesión de dunas. Con el tiempo, se ha ido llenando de sedimentos que la han llevado a convertirse en una llanura inundable. Se encuentra en la parte norte de la isla, muy cerca de una zona extremadamente turística: la de Alcudia y Can Picafort. Aún así, es uno de los espacios más protegidos de la isla ya que fue declarada Parque Natural en 1988. La Albufera ofrece 4 rutas (con recorridos de entre 30 minutos y 3 horas y media) que se pueden hacer todo el año. Si te gusta montar a caballo, no te puedes perder sus rutas. El acceso es gratuito y el parque está abierto entre las 9 y las 17 horas entre octubre y marzo, y una hora más el resto del año.
Sa Dragonera
El islote de Dragonera -de unos 3 kilómetros cuadrados de superficie- está situado apenas a 700 metros de la costa suroeste de Mallorca. Se puede acceder en barco desde las localidades de San Telmo y Port d’Andrtatx. Por suerte, tras un ambicioso proyecto de urbanización de los años 70 que incluía un puerto, un casino y un hotel, el consejo insular de Mallorca compró la isla, que finalmente fue declarada Parque Natural en 1995. Entre sus atractivos se encuentran unos espectaculares acantilados en la parte oeste de la isla; los faros de Llebeig y Tramuntana; construcciones tradicionales como el horno de cal o el palomar; y la Torre de Llebeig, construida en 1585 a modo de defensa ante los barcos piratas y restaurada en 2004.
Embalse de Cúber
El embalse de Cúber se encuentra enclavado entre dos montañas: el Puig Major (punto más alto de Baleares, con sus 1445 metros) y el Morro de Cúber (965 metros). Fue construido en los primeros años de la década de los 70 para abastecer de agua a Palma de Mallorca y sus alrededores. En 2001 se declaró a Cúber refugio de caza. Se accede desde el parking de Font des Noguer y el camino se puede recorrer aproximadamente en una hora. Es una excursión muy sencilla, adecuada para grandes y pequeños.
Es Salt des Freu
Más agua (sin pisar una playa) para seguir descubriendo la otra Mallorca. Es Salt des Freu la demostración de que se puede encontrar una cascada en una isla que, supuestamente, carece de ríos. Está situada en el valle de Orient, en plena Sierra de la Tramuntana, muy cerca de Sóller. El acceso es muy sencillo, apto para toda la familia. En los alrededores podemos disfrutar con el paisaje típico de la sierra: bosque tupido de olivos, pinos y encinas. En el camino que lleva a la localidad de Orient -antigua ruta de carboneros- podemos encontrar ruinas de abrevaderos, albercas, las «cases des Freu» o la cueva natural de Avenc de son Pou.
Ses Fonts Ufanes
Declarado Monumento Natural en el año 2001, Ses Fonts Ufanes es una peculiar fuente de agua natural que se encuentra en el municipio de Campanet, al norte. Se trata del fenómeno hidrológico más singular de la isla: tras la acumulación suficiente de lluvia en el macizo de Puig Tomir, el agua brota en este punto de manera repentina, intermitente y difusa, pero con una fuerza inusitada. La cara más curiosa de la naturaleza de la otra Mallorca, sin duda.
El Camí dels Presos
El camino de los presos (o de los soldados, o de Coves Blanques) parte de la Cala San Vicente, en la localidad de Pollença. Se trata de una senda construida durante la Guerra Civil -y los primeros años de posguerra- por los presos del bando republicano para la colocación de artillería. Este camino -con magníficas vistas de la Cala San Vicente, el islote de Colomer o la Sierra del Cavall Bernat- desemboca a su vez en el campamento de los soldados, donde aún se conservan algunas ruinas. En las cercanías se pueden visitar el puig de l’Aguila o el Castell del Rei.
Más allá de sus playas y de los circuitos más turísticos, la otra Mallorca te sorprenderá. Estas son solo unas cuantas pistas para descubrir, poco a poco, una isla llena de lugares con encanto.